Historia

EL ORIGEN DEL NOMBRE DE NUESTRO COLEGIO

 

 

“MERCEDES MARÍN DEL SOLAR”.

Formada en el hogar brillante de los esposos Marín Recabarren, Mercedes Marín fue la primera poetisa chilena. Nació en Santiago en 1804. De inteligencia precoz, muy pequeña aprendió a leer y escribir casi sin profesor. Su amor a la lectura le brindó una ilustración muy vasta. Poseía admirable facilidad para exponer con brillo y simpatía sus ideas. Con ayuda de su padre y un caballero amigo, a los doce años empezó a estudiar francés. El conocimiento de esta lengua le fue muy útil. 

Su inspiración poética nació espontáneamente, como el canto de los pájaros. No tuvo escuela en que estudiar, ni modelos que imitar. Apenas si su padre le recitaba alguna vez, fragmentos de la “La Araucana” y su madre le hacía memorizar uno que otro trozo de autores españoles. 

A los catorce años de edad, 1818, en medio de los estampidos de los cañones de la Independencia, compuso sus primeros versos. Su matrimonio con Don José María Del Solar, en 1830, y las atenciones obligadas de su hogar, no fueron estorbo a sus actividades literarias. Su “Canto Fúnebre a la Memoria de Portales”, publicado en 1837, la consagró definitivamente como poetisa. 

Merecen recordarse su “Canto a la Patria”, un sin número de sonetos y otras composiciones, inspirados generalmente en la religión, la patria y la familia. A cada uno de sus hijos dedicó sentidas poesías.

 Su padre murió en 1839. Escribió doña Mercedes una excelente biografía de su progenitor. Escribió además, la de Monseñor Manuel Vicuña, Arzobispo de Santiago y numerosos artículos de diario.

Pero no sólo la poesía y la prosa fueron frutos de sus inquietudes espirituales. Doña Mercedes Marín miraba lejos y profundamente. Sin quererlo, y quien sabe sin que lo supiera nunca, llegó a ser una sorprendente pedagoga formada en el campo de la experiencia.

Allá por el año 1840 redactó “Plan de Estudios para una niña”, que comprende las materias que, a su juicio, debe aprender una niña bien educada y el método que debe seguirse en la enseñanza. Este plan no válido hoy, para aquel tiempo constituyó un avance verdaderamente notable, tomando en cuenta la ignorancia absoluta reinante entonces.

Hablando de la enseñanza de la geografía, dice: “Antes de hacer aprender a la niña como papagayo todo el catecismo de memoria, será conveniente que se le enseñe la figura de la tierra y su doble movimiento, por demostraciones sencillas y que hablen a sus ojos”.

En cuanto a la educación doméstica, se expresa: “El manejo de las cosas domésticas, el orden, el aseo, la economía, son cosas que requieren una gran atención y que una madre debe enseñar a su hija”... “Todo esto puede hacer aunque tenga que estudiar”.

Penetrada de la gran importancia del hogar en la sociedad, tenía pasión por la enseñanza femenina. Colaboró muy de cerca a la labor de la “Sociedad de Instrucción Primaria” nacida en ese tiempo. Asimismo, en las sociedades de beneficencia trabajó siempre con entusiasmo, en compañía, a menudo, de Doña Antonia Salas, a la cual dedicó su sentida poesía “La caridad”.

En su lecho de muerte, al recordar que a su hija menor, Matilde, no le había dedicado ninguna poesía, no queriendo llevarse este remordimiento, llamó a uno de sus hijos con voz entera y sin ninguna vacilación, le dictó una sentida poesía, pensando hasta el final en el bienestar de sus familiares y amigos.

Recibidos los auxilios religiosos, rodeada de la ternura de sus hijos, no olvidó a su Patria en los últimos instantes. A uno de los sacerdotes que le acompañaba le expresó:

“Ninguna plegaria he elevado al cielo por mi salud o mi felicidad temporal, pero he rogado mucho por mi patria y por mis hijos”.

Falleció el 21 de Diciembre de 1866.

Se solicitó al Ministerio de Educación la denominación del Establecimiento con el nombre de “Colegio Mercedes Marín del Solar”, siendo aprobado oficialmente por el Decreto Exento Nº120 del 04 de Abril de 1990.